EL ONDOL SINGULAR CALEFACCIÓN DOMÉSTICA...0_=/*

12 julio, 2011
Ha llegado el INVIERNO Brrr... Nos encogemos de frió seguro te ha pasado  corremos lo más pronto posible para llegar a casa y acurrucarnos, nos da pereza salir y preferimos dormir o descansar, almacenando calor y energías, sin importar el lugar en donde nos encontremos,  llueve, nieva, hiela, hay niebla o humedad, el agua está presente en todas sus formas. Y tenemos menos horas de luz solar y ganas de invernar si... de pasar el invierno en algún lugar. La costumbre de estar descalsos en los hogares y pasar la mayor parte del tiempo en el suelo me hizo preguntarme que es lo que hacen para soportar los  inviernos tan crudos y sobretodo en el suelo XD!!!... Tan sólo imaginen la siguiente situación: "Tiritando por el frío del invierno coreano, aceptamos la invitación  a pasar a un hogar coreano. Aunque no vemos ni radiador ni estufa, sentimos el aire caldeado de la casa.  Dejamos los zapatos en la entrada, caminamos descalzos y descubrimos que el suelo está caliente, así que nos sentamos en él y lo palpamos con las heladas manos, que empiezan a desentumecerse omo, omo, omO"... ¿Que impresión verdad?    En Corea casi todas las viviendas tienen un singular sistema de calefacción por suelo llamado ondol. ¿Cómo funciona, y qué influencia ha tenido en el estilo de vida de la población? Antes de abordar tales cuestiones, repasemos la historia de este sistema tradicional.
Historia de la calefacción por suelo
Según ciertos hallazgos arqueológicos y documentales históricos, parece que los primeros en utilizarlos fueron los romanos. Ya se empleaba extensamente pare el siglo IV o V en la península de Corea, donde llegó a llamarse ONDOL, nombre procedente de caracteres chinos que significan "canales calientes". La obra histórica china Jiu Tang Shu (Libros de los antiguos Tang) explica así su origen:  "En invierno, los coreanos se calientan valiéndose de largos canales en los que introducen fuego. 
 
FUNCIONAMIENTO DEL ONDOL CLÁSICO
Tradicionalmente, el calor provenía de un solo fogón, situado a veces en la cocina o en el muro exterior de la sala, aunque en ocasiones había dos o tres fogones en la cocina, que calentaban cada uno su cuarto respectivo. En la antigua Corea no era raro ver uno o dos grandes calderos de hierro al fuego, el cual, al tiempo que cocinaba el arroz o la sopa, caldeaba el cuarto adyacente. ¡Qué eficiencia...XD!!!...
Por lo general, el nivel del suelo de la cocina era un metro más bajo que el de la habitación vecina. Tal diferencia facilitaba la circulación del humo y el aire caliente bajo el piso de la habitación. ¿Humo bajo el suelo? Sí, ese era el secreto del ondol.
Por debajo de la habitación discurrían conductos para el aire y el humo, los cuales conectaban el fogón con la chimenea y caldeaban el pavimento de piedra y barro. El sistema no era tan sencillo como parece, pues implicaba dos requisitos contradictorios. En primer lugar, para que el combustible ardiera bien, el humo debía atravesar los canales sin grandes demoras —por lo que estos debían ser rectos y cortos— y salir libremente por la chimenea. Sin embargo, para que el piso se caldeara, el aire y el humo debían permanecer en ellos el mayor tiempo posible. Con este fin, los conductos abarcaban todo el cuarto, lo que impedía que el aire saliera por la chimenea con excesiva rapidez. Al lograrse el deseado equilibrio entre rapidez y lentitud, se conseguía que una habitación permaneciera caliente toda una noche con solo un par de horas de fuego.
"Cuentan que cierto aposento con ondol, de varios siglos de antigüedad, se destacaba por su increíble eficiencia térmica. Gracias al trazado de los conductos, bastaba con prender el fuego una sola vez para que conservara el suelo caliente durante cuarenta y cinco días, y supuestamente a los cien días aún se sentía tibio. Lamentablemente, quedó destruido en la guerra de Corea, a principios de la década de 1950. En 1982 fue restaurado y hoy está abierto al público, aunque la eficiencia térmica ni se aproxima a la original. Aun así, con una vez que se encienda, se mantiene el piso caliente diez días en primavera y otoño, y tres en invierno, incluso cuando la temperatura desciende a menos de 10 °C bajo cero".

Otro secreto del ondol es la disposición del pavimento. Antes de colocarlo se hacían los canales y se cubrían con piedras planas de 5 a 8 centímetros de espesor. Como el suelo cercano al fuego tenía naturalmente una mayor temperatura, allí se ponían piedras más gruesas para reducir la pérdida térmica; luego, se ponía una cubierta de arcilla amarilla y se aplanaba el piso, y por último, se pegaban varias capas de papel amarillo.
En estas habitaciones, el suelo del extremo opuesto al fuego solía estar frío; de ahí que, en muestra de respeto, se invitara a sentarse en la parte más caliente a los mayores —como los abuelos y padres— y a los huéspedes.
En el ondol original se usaba leña. Antes de prender el fogón se apilaba cerca madera seca, que solía encenderse con papel y paja. Más tarde se utilizó carbón vegetal, y a partir del siglo XX, briquetas. El mantenimiento de estos sistemas resulta esencial, pues si se agrieta un conducto, podría infiltrarse a las habitaciones monóxido de carbono y ocasionar accidentes fatales.


EL ONDOL MODERNO
 
En vez del modelo tradicional, que ha caído en desuso, hoy se utiliza en Corea una versión actualizada: la calefacción hidrónica por suelo radiante, que es habitual hasta en las torres de apartamentos, y en la que el agua —en vez del aire— es lo que caldea el suelo, este sistema no se ideó en el país.  A comienzos del siglo XX, cuando el famoso arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright se encontraba en Japón construyendo un hotel, fue invitado al hogar de un noble nipón, donde se encontró con un habitáculo muy diferente de los comunes en aquel país: tenía el suelo recubierto de papel amarillo y estaba caliente. En efecto, se trataba de un aposento con ondol. Aquel caballero japonés había quedado encantado al probar este sistema en Corea, por lo que había mandado reproducirlo en su casa tras su regreso a Japón. “La indescriptible sensación de recibir el calor desde abajo” causó una honda impresión en Wright, quien decidió en el acto que era el método ideal y comenzó a incorporarlo a sus edificios. De este modo inventó la calefacción por suelo radiante, en la que circula agua caliente por tuberías, en vez de aire caliente por conductos.

El ondol ha ejercido una gran influencia en el modo de vida coreano. Para empezar, al estar mucho más caliente el suelo que el aire del cuarto, la tendencia natural es sentarse en él, y no en las sillas, que están más frías. El piso es, por lo tanto, el lugar preferido donde sentarse, comer, conversar y dormir. A fin de mantenerlo aún más caliente, se cubre a veces con una colcha gruesa llamada ibul. Cuando los miembros de la familia regresan de la calle, colocan las piernas frías bajo esta colcha a fin de disfrutar juntos de tan agradable calor, una experiencia que sin duda los une.
Al irse occidentalizando Corea cada día más, las nuevas generaciones suelen preferir sentarse en sillas para comer y dormir en camas. Con todo, la mayoría de la población aún opta por el acogedor suelo caldeado por un ondol de agua. Que tal... lo que se logra con un poco de cratividad. Si visitamos  este hermoso  país, tendremos el placer de probar esta singular calefacción doméstica jejee...